He sido una persona fumadora desde joven, no sé explicar porque pero así era, por suerte recapacité y lo pensé muy bien, decidí dejarlo y lo dejé. Tras dejar de fumar y tener a mi primer hijo, vine arrastrando unos kilillos que se resisten a dejarme, por lo que he decidido cambiar de estilo de vida, quiero sentirme mejor conmigo misma y sé que dejando atrás estos pesados kilos, lo voy a conseguir.
Empecé cambiando la alimentación de toda la familia, no es que comiéramos muy mal, pero si es cierto que ni de broma consumimos cinco piezas de fruta al día, o cinco raciones de verduras, para nada. Así que empezamos por consumir más fruta fresca y más verdura aunque no nos hace mucha gracia. Lo siguiente es el deporte, no es que yo sea muy amante de los deportes pero quise darle una oportunidad al running, lo que de toda la vida de Dios ha sido salir a correr para los que no controláis los idiomas.
Empecé con una pequeña vuelta a un parquecito cercano a casa y la verdad es que no me fue muy mal, hoy ya son tres kilómetros los que corro tres veces a la semana, siempre que el trabajo y la familia me lo permiten. Al principio tuve las típicas agujetas que ahí aguante a duras penas por qué me dolían hasta las pestañas. Cuando las agujetas han ido desapareciendo se me ha quedado un dolor en la cadera, no muy intenso pero si persistente por lo que he pensado hacer unas sesiones de rehabilitacion en valdepeñas con un buen fisioterapeuta que me coloque los músculos y me ponga a punto.
No quisiera dejar de salir a correr, ya que es un momento que disfruto mucho, no solo por el deporte y por lo bien que me hace sentir, es por el rato de relax, en momento en el que no piensas en nada, solo en correr, en llegar hasta el final sin tener que parar a coger aliento, la sensación de que te suda hasta el sudor y aun así te encuentras genial, esa evasión de pensamientos que te permites cuando vas corriendo. Totalmente aconsejable para los que no sabéis si decidiros a probar. A mí me está haciendo mucho bien tanto al cuerpo como a la mente, unos momentos de soledad que se agradecen después de un duro día de trabajo y familia.