Me levanto a las siete de la mañana como cada día de lunes a viernes, me ducho, me preparo y me dispongo a desayunar, a las siete y media estoy tomando un café caliente y una tostada con tomate como todos los días. A las ocho de la mañana salgo de casa y me dirijo a la cochera para sacar el coche y dirigirme como cada día a la oficina. Tengo que ir a la ciudad ya que vivo en el pueblo de al lado a unos veinte kilómetros del centro. Saco el coche y cojo la nacional para poder llegar a tiempo, entro a las ocho y media.
Cuando estoy en la nacional como todos los días voy escuchando las noticias en la radio, y de pronto algo que no ha pasado nunca, un ruidito que no me gusta nada y procede del motor del coche. Al minuto siguiente un humo blanco sale del capó y me doy un susto de muerte, sé que el coche no va a explotar pero me asusta ver esa cantidad de humo y no saber de dónde sale.
Me acerco a la cuneta y salgo a toda velocidad del habitáculo, no he conseguido parar el coche, sigue en marcha, ahora el humo es gris, ya no es blanco como al principio, asustado llamo al ciento doce, porque realmente no se a quien llamar, se persona la policía y los bomberos que extinguen el fuego con un extintor. Llamo a la grúa y se llevan el vehículo hasta el taller. A mí me lleva un taxi al trabajo.
Cuando acaba la jornada laboral me dirijo al taller a ver que le ha pasado a mi coche, allí me dicen que se ha estropeado el turbo, que hay que ponerlo nuevo, que me va a doler el bolsillo, me aconsejan acudir a autorecambiosespla.es porque podré encontrar el turbo por menos dinero. A la semana ya tengo el coche otra vez aparcado en la cochera y procedo a realizar la misma rutina de todos los días, esta semana sin coche he ido al trabajo en el coche de una compañera con la que apenas hablaba, ahora ya somos algo más amigos e incluso hemos quedado para tomar unos vinos el viernes cuando salgamos del trabajo. Que le pasara algo a mi coche no ha sido tan malo después de todo.